En el aniversario de Obdulio Varela, homenajeamos al máximo exponente de la garra charrúa y revivimos la leyenda del “Negro Jefe”, saludada por Francisco Paco Casal, fiel obdulista. El capitán del mítico Maracanazo, que marcó para siempre la historia del deporte más hermoso del mundo, cumpliría hoy 103 años de pura gloria. Así lo recordamos.
Obdulio Varela, la leyenda del “Negro Jefe”
Nada que no se haya dicho queda por decir de Don Obdulio Jacinto Muiños Varela. Quien fuera el jugador más carismático en la historia del fútbol uruguayo, máximo exponente de la garra charrúa y capitán de todas las horas, celebraría este domingo su 103 aniversario. Nadie objetará que el “Negro Jefe”, modesto, audaz y valiente como pocos, marcó para siempre la épica celeste.
Origen humilde, forjando carácter y personalidad
De origen humilde y familia numerosa, Don Obdulio nació el 20 de septiembre de 1917. Hijo de Juana Varela, quien lo crió a él y a los 10 hermanos en los barrios Paysandú y La Teja, una de las posibles razones por las que Obdulio optó por llevar el apellido de su madre.
Con la escuela sin terminar, antes de comenzar a jugar al fútbol, el joven Obdulio Varela fue peón de albañil, canillita, lustrador de zapatos y boxeador amateur. También como aficionado, dio sus primeros pasos como futbolista en el Fortaleza, Dublín y Pascual Somma.
Trayectoria futbolística de Obdulio Varela
El debut profesional de Obdulio Varela sería el 30 de agosto de 1936, en la División Intermedia de la Asociación Uruguaya de Fútbol, con el hoy extinto Club Deportivo Juventud. En tal ocasión, se enfrentó al Intrépido Belgrano, ganándole por 1 tanto contra 0.
En 1938, en tanto, llegó al Montevideo Wanderers Fútbol Club, equipo del cual fue un acérrimo hincha. Encontrando su primer hogar en el Parque Viera, en 1941 cruzó el charco para probarse en Banfield de Argentina, pero la vida tenía otros partidos para él. Pocos meses después volvió a su país, reintegrándose al “Bohemio” del Prado.
Dos años más tarde, en 1943, Obdulio Varela llegaría al Club Atlético Peñarol de sus amores. Más precisamente, debutaría el 17 de abril de 1943, enfrentándose a Institución Atlética Sud América (IASA), donde Peñarol venció por 4 tantos contra 0 en encuentro por el Torneo Competencia, en el cual se consagraría campeón en 6 oportunidades (1943, 1946, 1947, 1949, 1951 y 1953).
Don Obdulio jugaría en “el Carbonero” hasta su retiro, en 1955, no sin antes levantar la copa del Campeonato Uruguayo en seis oportunidades: 1944,1945,1949,1951,1953 y 1954. Junto con Máspoli, Obdulio Varela dirigió a Peñarol hasta su retiro, el 15 de junio de 1955, en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro, enfrentándose al América de México.
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Obdulio Varela en Uruguay: el “Negro Jefe” y el surgimiento de la garra charrúa
Pero, sin lugar a dudas, fue en la selección uruguaya en donde Obdulio Varela se convirtió en el padre de la criatura, donde hizo parir a la leyenda y donde nació la garra charrúa que hace a la épica celeste.
El inmortal Obdulio Varela disputó 45 partidos oficiales para la selección de Uruguay. Sacando cuentas, son 3421 minutos, 9 goles, 12 años de capitán, 2 mundiales disputados (retirándose invicto de la Copa del Mundo), 5 Copa América y capitán del Maracanazo de 1950, el mayor hito en la historia del fútbol sudamericano.
Con Uruguay, Don Obdulio debutó en 1939, por la Copa América, ganándole 3 a 2 a Chile. Logró el Campeonato Sudamericano de 1942 y, entre otras cosas, con él en la cancha, Uruguay nunca fue derrotado en un mundial.
Y es que el “Negro Jefe” era el faro en las batallas más difíciles, una inagotable fuente de ánimo y valentía que, como avivando un fuego, despertaba el caracter heroico de un aguerrido equipo de charrúas.
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«Los de afuera son de palo y en la cancha somos 11 contra 11»
En este sentido, entre las anécdotas y dichos más recordados de Obdulio Varela están sus palabras en el vestuario del Estadio Maracaná, cuando los hombres de celeste sintieron la presión de las más de 200 mil almas brasileñas rabiando desde las tribunas, extasiadas en confianza. El partido iba a terminar con una victoria brasileña, era imposible cualquier otro escenario.
Según se relata, al ver mermar el ánimo del equipo ante un encuadre tan hostil, el “Negro Jefe” se paró frente a sus compañeros, levantó el mentón y mirándolos a los ojos, les dijo:
«No piensen en toda esa gente. No miren para arriba. El partido se juega acá abajo y si ganamos, no va a pasar nada; nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines».
Fuente: La leyenda de Obdulio Varela, Marca (2010).
El resto, es mucho más que historia: es el capítulo más emocionante, heroico y significativo en toda la historia del fútbol sudamericano. Esta hazaña fue llevó a la garra charrúa a su máximo expresión.
Parió el mito. Con lágrimas y sudor, escribió la leyenda. La historia del fútbol uruguayo, de allí en más, sería la historia del esfuerzo. Una historia grandes sacrificios y recompensas aún mayores.
Máximo capitán, caudillo, valiente, humilde y, por sobre todas las cosas, humano. Partió un 2 de agosto de 1996. Y así se fue un jugador de un temperamento sin igual.
Con un letal remate de larga distancia, una inmensa presencia y porte físico y con una mirada profunda, cargada de honor y personalidad. Pero la leyenda de Obdulio Varela, el Negro Jefe, sigue más viva que nunca.
¡Salud, eterno Don Obdulio Varela!