nicolás de la cruz

En exclusiva, Nicolás De La Cruz habló con Tenfield de su carrera, de su presente de lujo en River Plate, de los valores que hasta hoy lo marcan a fuego y de su nueva etapa celeste.

“Sé que tengo la confianza del entrenador y de mis compañeros para arriesgar”. Acaso en esa definición que dio hace pocas horas se resuma la clave del éxito de Nicolás De la Cruz en River Plate, la institución argentina en la que el volante que comenzara su carrera en Liverpool hace flamear con magia y osadía la insignia celeste que antes habían honrado Walter Gómez, Luis Cubilla, Roberto Matosas, Enzo Francescoli, Nelson Gutiérrez, Antonio Alzamendi, Néstor Gabriel Cedrés y Rodrigo Mora, entre muchos otros.

Otros entre quienes figura un número “8” que con su precisión, su elegancia y su pegada también resultó clave para los intereses del “Millonario”: Carlos “Pato” Sánchez, hermano e ídolo de Nicolás. Hoy, el destino del primero está atado al glorioso Santos, y el del segundo a un club en el que ha encontrado su lugar en el mundo.

Es que la realidad no siempre fue tan luminosa para Diego Nicolás De La Cruz Arcosa (Montevideo, 1997), y tal vez el contraste lo haya ayudado a evaluar los hechos con mayor madurez y perspectiva. Sin abandonar ese tono por un instante, el mediocampista que triunfara en la selección juvenil y que en pocas horas podría tener una nueva oportunidad en la mayor contra Colombia, habló profundamente con Tenfield.

Pero su carrera, esa en la que con solo 23 años de edad ya ganó el Campeonato Sudamericano Sub-20 con Uruguay, la Copa Argentina, la Supercopa Argentina, la Recopa Sudamericana y la Copa Libertadores de América con River, fue solo uno de los temas de la entrevista.

¿Cómo se siente después de haber anotado un gol importante para River, de cara a una nueva fecha de eliminatorias para la selección uruguaya, que en pocas horas va a disputar dos partidos fundamentales?

Más allá de lo secundario, que es el gol, y que de todas maneras me da confianza, lo importante es haber conseguido la victoria. Por ese objetivo trabajamos y luchamos. Así que me pone contento.

Viéndolo definir contra Rosario Central uno piensa inmediatamente, por la elegancia con la que usted remató y por la calidad técnica que envuelve la jugada, en dos futbolistas: Enzo Francescoli y Carlos Sánchez. ¿Qué importancia han tenido ellos en su carrera?

Mi hermano ha sido uno de los motores para que yo optara por esta carrera, y por eso siempre recalco que es mi modelo de jugador a seguir. Además, por la cercanía que tenemos y por todo lo que vivimos juntos, se convirtió en mi ídolo. Respecto a Enzo, puede ser que por el gesto técnico de la posición del cuerpo, y por la manera en la que ejecuté la definición, te haya hecho acordar a él. Pero de ahí a compararme con Enzo, ¡estoy a años luz! (risas).

La calidad y la potencia para rematar desde afuera del área es otra similitud que usted tiene con el “Pato”, un verdadero especialista en pelotas quietas. ¿Cuán casual es ese parecido?

Creo que a los dos nos caracteriza la pelota parada y el remate de afuera del área, dos virtudes que intentamos mejorar día a día, y a las que tratamos de agregar lo que les sirva a nuestros equipos.

-Pero en su caso, ¿es algo natural o practicado?

No lo sé. La verdad es que siempre entreno para mejorar. Sí sé que esa es una de mis armas, de mis fuerzas y de mis virtudes. Por lo tanto, trato de potenciar esas ventajas. Y los defectos que tengo, que son varios, intento mejorarlos para sufrir menos.

-¿Un jugador de fútbol profesional puede disfrutar tanto un
entrenamiento como un partido?

Depende, aunque nosotros los entrenamientos los disfrutamos poco, porque entrenamos muy duro (risas). Pero también es cierto que trabajamos de esa manera para poder disfrutar el día del partido. Por ahí pasa la mentalidad de River y del cuerpo técnico. Así que sufrimos esos entrenamientos porque son muy exigentes, aunque no demasiado largos, y después disfrutamos dentro de lo posible cada partido. Con lo cual la intención es sufrir en la semana y divertirse el fin de semana (risas).

-Como si fuera poco lo que hablábamos, ¿usted también tiene un
sobrino que juega profesionalmente al fútbol?

Sí, mi sobrino Facundo Trinidad tiene 18 años y está haciendo sus primeros pasos en la primera división de Liverpool, y lo que yo intento es guiarlo, decirle que disfrute y que aprenda de todos sus compañeros.

-Volvamos a River. ¿Cuánto le sirve tener a Enzo Pérez y a Lucas
Pratto para desarrollar su estilo de juego? ¿Y a quiénes imagina
como sus socios ideales en la selección?

Enzo y Lucas son piezas fundamentales para nosotros pero, por más que un partido se defina por una individualidad, en general el protagonista es el equipo, donde cada uno hace un trabajo espectacular y defendemos y atacamos todos, por lo cual nos basamos mucho en lo colectivo. Y con respecto a la selección es exactamente lo mismo, por un proceso de muchos años en el que el grupo se conoce muy bien, en el que ahora hay una nueva generación que intenta adaptarse a ese grupo, y en el que uno trata de aportar desde el lugar que le toque y que el técnico considere que corresponde.

Más allá de esto, ¿cuánto lo ha ayudado a desarrollar su juego y a mejorar como futbolista Marcelo Gallardo?

Nosotros intentamos constantemente aprender de Marcelo, que tuvo una carrera excepcional como futbolista y que ahora está demostrando su enorme calidad como entrenador. Para todos nosotros es fundamental. Pero para mí en particular ha sido una persona clave, que me fue a buscar y que me respaldó en los malos momentos, durante los tiempos de adaptación. Así que no solo procuré dar vuelta esa imagen para sentirme bien y poder disfrutar como estoy disfrutando ahora, sino para devolverle la confianza a Marcelo, que es un tipo que te respalda profesionalmente pero también en la cercanía de la vida diaria. Y yo me quedo con eso: con la persona.

-Qué bárbaro. ¿Y cuál es la mayor diferencia entre él y Tabárez?

Estaría cometiendo un grave error si entrara en un juego de diferencias y similitudes. Te diría que los dos, con sus virtudes, con sus posicionamientos tácticos y con sus trayectorias distintas, han conseguido cosas muy importantes para River y para la selección. Eso es lo fundamental. Después, uno tiene que estar siempre preparado para lo que el entrenador y los compañeros requieran. Y lo que intento es adaptarme y poder captar el mensaje rápidamente, para ejecutarlo de la mejor manera en la selección mayor, donde, a diferencia de River, estoy dando mis primeros pasos.

-Nicolás, ¿cómo definiría su amor por Liverpool y por Aguada?

Bueno, a Liverpool lo siento porque le debo todo y porque, más allá
de lo deportivo, me dejó amigos muy lindos, me dio enseñanzas fundamentales y me formó más como persona que como jugador, lo
cual después te permite desarrollarte en la vida lo más naturalmente
posible. Así que me quedo con eso: con el respeto y el amor que le
tengo al club del cual soy hincha. Después, aunque lo siga un poco
más de lejos, tengo un sentimiento y una pasión muy especial por
Aguada, que se fue desarrollando a medida que he ido a la cancha.
Así que también soy fanático del básquetbol, pero el sentimiento que
tengo por Liverpool es único.

-¡Entre ser titular en River y ver a Aguada usted va a infartar!

¡Es que el “Mundo River” es difícil! (risas). A mí me costó mucho y,
ahora que estoy en otra posición, lo veo de otra manera e intento
disfrutarlo. Pero siempre me hago el tiempo para los hobbies. Y el
básquetbol me gusta mucho.

-¿Quién es el mejor jugador de fútbol que vio en su vida?

Por una cuestión generacional, Lionel Messi, que es de otro planeta. Y cuando era más chico y recién empezaba a mirar un poco de fútbol, Ronaldinho y Ronaldo: para mí, palabras mayores. Ahora, si salgo de
mi generación podemos hablar sin parar, porque muchos cracks han
dejado su legado. Pero yendo para el lado de nuestro país, lo que hizo Forlán entre 2010 y 2011, con el acompañamiento de Cavani y de Suárez, fue digno de una época dorada.

¿Qué crack que usted no haya visto en vivo le gusta
especialmente?

Rubén Paz y Enzo Francescoli, a quienes vi por video, no solo porque fueron ídolos en los equipos donde jugaron y personas muy importantes para nuestro fútbol, sino por su estilo.

-Pasemos a un asunto que está más relacionado con su esencia
como ser humano. ¿Qué importancia diría que tiene para usted la
solidaridad?

Muchísimo valor. Obviamente que por el trabajo de mis padres, gracias a Dios no nos faltó nada. Pero tampoco nos sobró nada, y todo eso yo lo fui incorporando desde chico. Siempre vi ciertas cosas y traté de ayudar a la gente. Solo que algunas veces se ha hecho público y otras no.

-No lo hace con esa intención…

No es algo que me interese, pero tampoco juzgo a las personas que lo hacen público. Mi intención no es que se conozca lo que hago, sino ayudar. Ahora que estoy en otra posición, gracias a Dios y porque económicamente me ha ido mejor, trato de ayudar a los que por ahí lo necesitan, sobre todo en un año un poco atípico por la pandemia, en el que muchas personas sufrieron. Así que me siento contento y, cuando apoyo la cabeza en la almohada, estoy tranquilo porque sé que, en la medida que pude, ayudé.

-Dígame una cosa: ¿en qué medida usted se sigue sintiendo un
uruguayo en la Argentina?

Al principio me costó adaptarme, pero llevo tres años en el club, me han hecho sentir muy bien y estoy muy cómodo. De todas maneras, soy un uruguayo en Argentina. Eso no lo va a cambiar nadie.

-¿Qué clase de persona es Nicolás De La Cruz?

Una persona muy familiera, a la que no le puede faltar la gente que normalmente lo rodea. Siempre me han inculcado que la familia es lo principal en la vida. Y yo creo que si me faltara mi familia, sería un don nadie. Gracias a Dios puedo decir que he conformado una preciosa familia, con una señora que siempre ha estado a mi lado y con dos hijas que algo bien tuve que haber hecho para merecer. Pero además tengo a mis padres, que son mi sostén, mi cable a tierra, y a mis hermanos y mis amigos, que en algunos casos conozco desde los cuatro años y con los que espero que el vínculo nunca se rompa.

-¿Y cuánto lo ayudó Francisco Casal a ser esa persona?

Mucho. La verdad es que yo le debo mucho tanto a “Paco” como a todo el grupo que está por detrás y que no sale, porque obviamente la figura que aparece es “Paco”. Pero son muchos. Por ejemplo, los captadores que me fueron a ver cuando yo estaba en séptima división. Todas esas personas han hecho mucho por mí y también por mi familia. Y lo hacen día a día, me siento muy respaldado por ellos, les doy toda la confianza del mundo para decidir, y sé que lo que decidan va a ser lo mejor. No tengo palabras de agradecimiento suficientes. Y justamente porque sé que estoy en buenas manos, lo único que tengo que hacer es entrar al campo de juego y dejar que todo fluya.

Pablo Cohen

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Nicolás De La Cruz: “Sin mi familia sería un don nadie”

Categoría: De La CruzNoticiasUruguay
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